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MADERA DE NÁUFRAGO. Blog de Luis Vea.

Diario

DIARIO

Hay instantes en que uno es moderadamente feliz sin alcanzar la plenitud. Entonces se pregunta ¿eso basta?

DIARIO

Ayer las cachorras del visitante vitoreaban y gritaban soflamas en la Plaza de la Catedral. Era de noche ya. Oído entre el tráfico de la ciudad y el extenso cordón policial era todo bastante ridículo y convertía aquella imagen en anécdota.

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La cabeza de Mimi, mi gata, traza un arco en el aire en un ligero devaneo rítmico que termina por parecer perjudicial a mi juicio. Imagino mis cervicales realizar el mismo movimiento una y otra vez no sin cierto dolor. Se está durmiento sobre mis piernas y la extraña posición que adquiere delimita el arco del movimiento hacia atrás de su pequeña cabeza. Por fin el cuerpo alcanza la posición ideal y la cabeza se viene hacia delante, lo cual me permite mover mejor mis dedos sin pensar más en sus cervicales. Ya sé que los felinos en general no son muy dados a la lectura. En más de una ocasión la impiden posándose sobre el periódico o sobre las páginas del libro. Fido lo hacía a menudo quedándose dormido sobre el diario. Bufi directamente pasaba sobre las páginas del libro y, muy a menudo, sobre las teclas del ordenador. Debe ser difícil para un animal tan inquieto como el gato no ver perspectivas de caza tras las letras. Eso los hace especiales y también que no nos aburramos mirándolos.

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La semana pasada recuperé una vieja costumbre. Al principio, por carecer de tiempo y, seguidamente, por mis hernias discales, había abandonado la costumbre de salir a correr. Muchos años después - tantos creo recordar como diez - he vuelto a hacerlo. Sin intención de competir ni nada de eso, quizá sólo para demostrarme a mí mismo que puedo, tras pasar mucho tiempo medio impedido por los vértigos. Para ello escogí un lugar que fuera de tierra pues temía que el rebote del trote me molestara en las cervicales. En la Ronda de Sant Martí descubrí que también tiene la costumbre de practicar un saxofonista; practicar, ensayar o simplemente tocar. Así de este modo se han unido en extraña mescolanza deporte y música. Ahora, cuando corro, obvio pensar en si me duelen las cervicales, en el rebote del trote o, simplemente, en el chirrido de mis rodillas. Escucho la música del saxo en un lugar donde resulta extraño. Mezclar el sonido del tren, el trote de mis pasos y las notas de saxo. Casi me estoy acostumbrando, por lo que si algún día falta el saxofonista lo voy a echar de menos. Seguro que corro peor.

DIARIO

Hace unos días la gata de una amiga escritora murió. Ella colgó su foto ya sin vida en su blog (1) y contó lo que sintió. Sin decírselo he regresado diversas veces a su blog, especialmente a esa página. No puedo dejar de mirar la imagen de su gata ya sin vida. Extraña la sensación que ejerce sobre mí. Me quedo mirándola y recuerdo la historia, las historias de mis gatos ya fallecidos. Como si todos los recuerdos, los míos y los que adquiero tras la contemplación de esa foto, se unieran. Tantas tristezas unidas, tantas alegrías lejanas ya vividas. Qué extrañas reacciones nos provocan las cosas vividas, qué extraño volver a esta foto para revivir lo vivido con tristeza. Como si un delgado hilo uniera esa contemplación con la imagen de los animales que un día tuve a mi lado.

(1)http://isabelnunez-zbelnu.blogspot.com/2010/07/el-misterio.html

DIARIO:TOS

Estos días en que la tos me mantiene medio postrado y con el cuerpo a bajo rendimiento, estoy escuchando música. Música que hace años que no escuchaba y que, sin apenas percibirlo, me está ayudando a documentarme en algunos detalles perdidos en el camino para la novela que tiene una cierta relación, aunque lejana, con esa música. Y de una música a otra mi cabeza va dando bandazos a esos recuerdos que uno creía vencidos, olvidados, consumidos y que un poco como los cadáveres hundidos en un río vuelven a flotar con el ruido de los cañones. De todo ello surge un estado de gran inquietud que espero acabe concluyendo con una ebullición creativa. No en vano la creatividad a veces viene como la sed, a borbotones. Al menos suele ocurrirme a mí, de vez en cuando. Hay demasiadas ideas fluyendo en la cabeza, muchos puntos suspensivos que provienen de textos varados, de argumentos a medio hacer, de historias que no terminan de acabar. Así pues, tendré que agradecer a la tos y a la postración, a la música y a los recuerdos cadavéricos, la oportunidad que me brindan de retomar una y otra vez los proyectos que se quedaron embarrados. Bienvenida sea entonces la tos. Cof, cof...

DIARIO

Vivo últimamente poco la blogosfera. Seguía unos cuantos blogs, ahora cada vez sigo menos. Encuentro mucha repetición. Ya no me divierten ni los devaneos del loco ni los dimes y diretes de éste o de otro literato que se ve afrentado. Lo que se suele llamar letraherido. La novela anda un poco muerta. Demasiadas ideas en la cabeza y demasiados afanes de sacarlas fuera. El punto opuesto es dejar que reposen, pero a veces demasiado reposo hace que se acaben evadiendo o que sean desechadas. En fin, que sigo leyendo sin descanso. Es la única actividad que, de momento, no decae.

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He llegado a la conclusión de que el perro par que ladra en mi escalera es bilingüe. Al principio creí que era un can repetitivo, con esa manía de decir dos veces lo mismo, luego pensé que era un perro sordo que se reiteraba constantemente con el imperioso deseo de oír algo. Más tarde opté por creer que era uno de esos perros pretenciosos que tiene que decir dos veces lo mismo sólo por el placer de escuchar su voz. Sin embargo estaba equivocado. He estado haciendo un seguimiento de sus ladridos: el tono de voz, la cadencia, el intervalo entre ladrido y ladrido... Ahora caigo en la cuenta de que es un perro bilingüe. Un can cultivado de esos que dentro de poco pedirá a su amo ir a la escuela de idiomas para aprender una tercera lengua. Lo peor de todo es que se convertirá de nuevo en un vulgar perro impar.

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Hablando esta tarde del fariseísmo literario con una amiga, de algunos conocidos y de otros innombrables, mientras los carros de la compra yacían a nuestro lado junto a mujer y marido que aguardan nuestra perorata y cuitas asintiendo con la cabeza. Al llegar a casa me apercibo de que han intentado atacar mi equipo informático, lo cual me extraña pues no sabía que mis míseros problemas de letraherido pudiesen ofender a alguien hasta esos extremos. Pero ya hace tiempo que tomé la determinación de separar el trabajo creativo en otro ordenador, de manera que si mi torpeza con la informática y con internet me hiciese perder información no fuese nunca la más trascendente. En fin, quien fue tampoco debió ser muy ducho porque dejó un rastro que, aviso, de repetirse el ataque, tendré que poner en conocimiento de la correspondiente Unidad de Delitos Informáticos. Una lástima, y yo que creía que estas cosas se arreglaban entre creadores. Veo que no. Puede la inquina.

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Compro muchos libros de segunda mano. Algunos de ellos vienen acompañados de sorpresas entre sus páginas. Encuentro diversidad de fragmentos de papel en su interior. Es frecuente que haya billetes de metro, autobús e, incluso, de tranvía. Billetes que sirvieron para acompañar itinerarios ya caducos y olvidados. Billetes ya consumidos y que han substituido a puntos de lectura. Muchas veces se encuentran entre las páginas, ni al principio ni al final, señal inequívoca de que el libro no se terminó de leer nunca. Y encuentro postales de lugares diversos que me ayudan a conocer la procedencia del libro o adónde viajó. Postales desleídas, con los colores en retroceso, o con ese blanco y negro sospechoso que el tiempo ha maleado. Fotografías de lugares que han cambiado y que ya no serán nunca más como los de la postal. También, en ocasiones, me tropiezo con recortes de periódico. Noticias que para alguien tuvieron cierto interés. A veces sé que el propietario del libro fue alguien cuidadoso, porque el recorte,delicadamente doblado, tiene relación con el libro. También me tropiezo con fotografías. Muchas veces con puntos de lectura o adhesivos sin usar. Objetos todos ellos que quedan depositados en mi escritorio, lugar donde confluyen los recuerdos que algún día pertenecieron a otros, como estos libros que ahora poseo.

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Tanta cobardía en lo dicho... Al día siguiente se retracta y desaparece. Uno debería esperar un poco más de madurez con el tiempo. No siempre es así. Surge la ira y todo lo desbarata. Así la rabia desatada, unas veces sobre ti, otras sobre cualquiera que se entrecruce. Y el resultado final se espera. No hay sorpresa, pero volverá al mismo punto como el sol cada mañana sale y se pone. Con absoluta continuidad y sin aportar nada. Mal que le pese no se apercibió de que ya ha dicho todo y está en la senda de la continua repetición.

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Estamos perdiendo algo en este país. Estas malditas dicotomías, esos diversos bipartidismos, aquellos "o conmigo o contra mí"... Es bien cierto que esa forma de pensar debería calar entre los que no buscan un poco más allá de la frase, pero entre intelectuales también se ha afianzado. Nada de dar argumentos, simplemente se pasa al insulto. Algo se está perdiendo, algo realmente importante que un día echaremos de menos.

DIARIO

Te dicen y reiteran que es fácil publicar. Luego envías tus escritos. Unas veces te dicen que no. No estás en los cánones, no venderá, no está en la moda. No sé si importa la calidad. A veces sí,otras no. Pero hay más, son esos asesinos en la sombra, los que hacen de tapón, algunos escritores, otros escritorzuelos. Con suerte unos tienen una obra publicada hace veinte años con algo de interés, otros ni eso. Pero son los que mandan. Ya sabes, maestro, gran maestro, genio... Si no lo dices, si no te plegas a su voluntad no te perdonan una. No puedes desviarte un milímetro. Si criticas te repudian, te ningunean, te insultan o cosas peores. Les pides sólo que lean uno de tus poemas o unos cuantos. Todo de buen rollo, luego dices algo que no debes, una opinión, una crítica, una palabra de más y olvidas añadir "maestro". Entonces se cierran las puertas, surge el estrambote, el insulto.  Si no plegas las velas, si no pides perdón, se acabó. Ya sabes, ellos son los maestros. Tú, el mindundi. Casi prefiero la democracia del mercado. No hay nada peor que esos maestros venidos a menos ejerciendo de tapón. Pero ellos son los guardianes de las puertas. Si ellos dicen no, se acabó.¿Qué se puede hacer? Seguir llamando.Esquivar más tapones. Ya sabes, tú eres el mindundi, ellos los maestros. Y bien que te lo recuerdan a cada instante, en cada gesto. Y así te conviertes en un francotirador.

DIARIO

Recuerdo haber oído en  un corrillo, hablando de un escritor conocido, la siguiente frase: Es mucho mejor escritor que persona. Y haberme sentido escéptico, raro, incluso, haber mirado de reojo a los interlocutores y haberme marchado con la frase rebotando en las circunvoluciones cerebrales. Supongo que las palabras quedaron ahí aparcadas, en un limbo extraño.Una de las escasas ventajas del transcurso del tiempo es poder corroborar o no la verosimilitud de la frase.

DIARIO

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Qué asco me da esa mueca que esgrimes cuando te envaneces de alguna pequeña victoria burocrática. Cuánta iniquidad, cuánta inquina en ese gesto que es como el del mafioso tras ver cómo cumplen las órdenes sus asesinos a sueldo. Cuánto vacío, cuánta mediocridad.

PRAGA

PRAGA

Hay curiosidades inexplicables, como tener situados en la estantería, uno junto al otro, un ejemplar de El golem de Gustav Meyrink y otro de Millás, Dos mujeres en Praga. Y haberlo descubierto después de leer el libro de Juan Jacinto Muñoz Rengel, De mecánica y alquimia que habla mucho de golems y algo de Praga.

DIARIO

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Meteorito, supongo que por el paso fugaz. De los que van y vienen. Te habrás encontrado a tantos. Y creíste que era uno más. Era lo plausible. No pudo ser más, la puerta se cerró. Me llamaste meteorito. Lo recuerdo bien.

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Seis años, se dice pronto, seis, ha tardado una editorial en darme respuesta a un manuscrito que les hice llegar. Seis años para decirme que no coincide con la línea de sus colecciones. ¿Tanto les ha costado darse cuenta de que no coincidía? En esa editorial deben hacer el trabajo concienzudamente. Me hago a la idea. Eso de la productividad no debe sonarles a nada. Para que luego se diga de los funcionarios. Seis años. Y yo ya ni me acordaba. Al abrir el sobre me entró la risa. Nada de tristeza ni frustración al ver el contenido. Risa. Casi la voy a enmarcar en el recibidor de mi casa para contarlo a todo aquel que llegue. Seis años. Me he cambiado de piso, me he hecho cuarentón, he publicado mi primer libro, se han muerto mis tres queridísimos gatos, he viajado a Tenerife, a Fuerteventura, a Madeira, a Gran Canaria,a Egipto, otra vez a Tenerife, a Soria, a La Mancha (Ruta del Quijote),otra vez a Fuerteventura, otra vez a Soria, al Cabo de Gata y a Cádiz, dos veces más a Tenerife, a Extremadura y voy a volver a Soria. He cambiado el tipo de trabajo, hemos comprado un sofá en casa, pintaron la escalera, dejé de frecuentar unos amigos y conocí a otros, cambiamos de frigorífico,  pintamos toda la casa - en verano -, se me murió una planta que pasaba del metro de altura, nos compramos la dichosa tdt,cambiamos de coche, el Espanyol fue campeón de la Copa del Rey... Seis años. De pronto un manuscrito me ha hecho viejo.Lo de menos es que me hayan dicho que no.

DIARIO DE VIAJE: PARQUE NACIONAL DE MONFRAGÜE

DIARIO DE VIAJE: PARQUE NACIONAL DE MONFRAGÜE

Penúltima etapa ya en camino de vuelta. Sin embargo, aprovechamos la mañana para ver el Parque Nacional de Monfragüe. Desde Jarandilla de la Vera, abandonando el Parador, y en dirección a Trujillo sucesivamente seguimos el curso del río Tiétar hasta su desembocadura en el Tajo y por el camino numerosos miradores nos dejan ver pedazos de naturaleza salvaje. Ajenos a nuestra presencia nos sobrevuelan águilas y buitres de diversos tipos lanzándose desde riscos y acantilados en dirección a las aguas, haciéndose notar con sus llamadas y peleas en los nidos que sobre las rocas más salientes habitan. Y con posterioridad y pasada la zona de presas los ciervos parece que nos persiguen. Hemos sabido que por culpa de la sequía no se está produciendo la berrea y los ciervos no se aparean pero se  les ve. Nos miran con desconfianza, a cierta distancia y nos sorprende su relajación.

Al abandonar el parque nos apercibimos de nuestra vuelta y el retorno es una constatación de que nuestras vidas tienen una monotonía ajena a las vacaciones.

Foto: Ciervos en el Parque Nacional de Monfragüe.

DIARIO DE VIAJE: HERVÁS

DIARIO DE VIAJE: HERVÁS

Camino de Hervás, atravesando un puerto de montaña, el de la Hondura, en el que la vegetación va cambiando desde el bosque denso de castaños hasta una vegetación rala y roquedal para retornar al paisaje original. Y al llegar a Hervás con su hermosa judería, las calles angostas, las casas ocupando todo el espacio sin ton ni son, con sus fachadas hechas de tejas, tan sorprendentes. Tantas estrellas de David por las calles, incluso en una de las principales llamada Convento. Cuántas muestras de Sefarad hemos visto en este viaje: en Hervás, en Plasencia, en Cáceres...

Foto:Judería de Hervás.