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MADERA DE NÁUFRAGO. Blog de Luis Vea.

Diario

DIARIO

Empezar un viaje es continuar desde donde lo dejaste la última vez, aunque el viaje fuera otro.

DIARIO

Curioso el cabreo de los hagiógrafos de Borges con el error de Poniatowska. Ah, cuán suprimibles son todos los hagiógrafos.

DIARIO

Enfrascado entre lectura y escritura de un nuevo libro, novela y poesía, de nuevo poesía en construcción, en camino... Literatura al fin y al cabo. Palabras.

DIARIO

Recuerda: formas parte de la nada y en ella nadie te secunda. Las voces y los ecos siempre acaban apagándose, incluso aquellos que te son favorables. Todos ensordecen, sólo queda la media vuelta que acaba mostrando la espalda. Ese es el aciago final que espera. Las palabras flotan y cada uno les atribuye los significados más necesarios a su fin. Y al final nada permanece. Y mucho menos puede permanecer lo que jamás se dijo, lo que jamás se hizo, lo que jamás se sintió.

DIARIO

Qué fácil y peligrosa es la senda de la autocomplacencia para un escritor. Diría más, para todo aquel que realiza un trabajo. El envanecimiento sólo puede derivar en descuido y afectación. Ninguna de ambas cosas llevará a ningún lugar. Sólo el trabajo diario hará que crezcamos y con nosotros, nuestra obra. Sólo la interrogación sobre lo que uno mismo hace llevará a abrir nuevos, y quién sabe, si fructíferos caminos. La autocrítica, la autoevaluación, la revisión debe ser la senda. Nada más alejado de la autocomplacencia, de las sonrisas y de las poses de la bohemia literaria.

DIARIO

Vas dejando atrás el recuerdo de rostros que ya no significan nada.

DIARIO

Visito blogs y a veces me extraño de que alguien quiera contar algo y mucho más de que haya alguien dispuesto a leerlo. Estamos intoxicados por historias preconcebidas para la televisión, para la exhibición. Por eso mismo es extraño encontrar realidad y debe ser cierto que incluso esas tantas narraciones en los blogs deben ser inventadas. Escritas para que reacciones de tal o cual manera. No sé si es algo premeditado, tan premeditado como las actitudes de nuestros gobernantes que puestos a ser creíbles idean supuestas espontaneidades en gestos que están medidos por sus equipos de campaña. Sufrimos tanta dosis de realidad que podemos afirmar que la realidad es toda inventada. Alguien debería explicarnos que vivimos en una novela negra en la que no hay héroes como en Sin City.Todos somos malos, nos los dicen una y otra vez urgando para ello en justificaciones que nos hacen diferentes. Debe ser difícil encontrar una época tan deshumanizada como la actual. Algunos dirán que faltan héroes y otros que falta liderazgo. Los politicuchos se llenan la boca de esa palabra. Rostros de metal duros como piedras, incapaces de sentir nada por sus semejantes. No sé si vale la pena leer los blogs, ya no miro el telediario desde hace más de un año. Creo que a partir de ahora seguiré las noticias a través de los clásicos. No en vano hay quien dice que el tiempo es cíclico, por lo que mejor que me aplique en los grecolatinos o en los rusos. Seguro que extraigo mejores conclusiones.

DIARIO

Cuánto desea asomarse a la balconada, pero, al pronto, recuerda su aura de escritor maldito y nos da la espalda lleno de contradicciones.

DIARIO

A veces en un ataque de ferocidad te preguntas si algo de lo que haces vale la pena. Al punto no encuentras respuestas y el silencio lleva a la melancolía. Luego intentas justificarte con aquello de que hay grandes escritores que no encontraron su reconocimiento público hasta después de muertos. No se trata de reconocimiento. En publicidad hablaríamos de target. De encontrar al lector que te corresponde -¿Lo hay?-. Y todo eso te aplatana -como dirían los canarios- y lo que tendría que ser un momento de regocijo para dar a conocer lo que haces se convierte en el agobio de mover mil hilos para quizá hacer poco menos que un carrete. Y acaba descorazonándote. Algo así le ocurría a un conocido poeta que ya no frecuento.

No tengo claro que estos ataques de sinceridad sobrevenida vayan a contener nada bueno, sin embargo supongo que deben ser necesarios porque la escritura necesita de una autorreflexión. A veces sin embargo te preguntas que por qué no seguir como simple lector, que es lo que más disfrutas, o como un escritor ágrafo como describía Vila Matas hablando de los Bartlebys.

Debe ser astenia otoñal. E intentas hacer tu guerra de guerrillas viendo que todo lo demás falla. Ni los contactos, ni los hilos ni nada. En un mundo vacío a nadie le interesa pensar demasiado y los que tienen el monopolio del pensamiento no dejan que entre cualquier recién llegado a decirles lo que tienen que hacer. Debe ser algo como realpolitik llevado al mundo del libro.

Al menos me han llegado tres libros más al apartado de correos.

Tras el viaje, Mimi no ha dejado de besarme cada vez que me siento a su lado. Duerme y parece guardar con su serenidad gatuna mi equilibrio emocional.

MIMI

Escudada tras la noche y el pardo de su piel, Mimi huele el aroma nocturno con esa pequeña naricita que ansía oler el mundo, aunque el transcurso del tiempo la ha ido haciendo más tímida, menos osada a la hora de enfrentarse al exterior. Se asoma al balcón divisando las alturas a las que se afana con su mirada felina y, de pronto, le sale su fiereza al errático vuelo de la mosca. Al punto de perderla, retorna a la luz del interior y me mira. Y parece que la claridad del comedor acaba convenciéndola de que no encontrará fuera un lugar más agradable. Pero yo sé que, de aquí a un rato, volverá a asomarse a la oscuridad para oler la noche en esa suprema contradicción de gata.

DIARIO

Modifican los perfiles de nuestros barrios, de nuestras vidas. Los hacen irreconocibles para que nos vayamos. Nos convierten en nómadas, sin arraigo.

DIARIO

Se abrieron puertas que jamás debieron haber sido abiertas. Afortunadamente se cerraron a tiempo. Lo peor fue que otras, que pudieron haberse abierto con el tiempo, también se han cerrado quiza definitivamente. Como daños colaterales de un camino errado.

DIARIO

Cuando la ciudad se entumece entre un cielo que roba su azul, queda la mordaza de la monotonía, rauda a romper su camino en sueños.

DIARIO: MOSCAS, COTORRAS Y AVES.

A veces los buscadores de internet te hacen reír. No sé porqué razón una de las consultas en google que más deriva a internautas hacia mi página es la palabra cotorras.

Hace algún tiempo, uno que es un poco dado a ver lo que le rodea haciendo un poco de flânneur, como diría Trapiello, contaba el regocijo que me producía la alegría de las cotorras. Ello dio para una anotación en el diario. Otro día hablé de las moscas, pues no hay día que alguien dé con este blog gracias a las moscas o a las cotorras. Lo curioso del caso es que el día de las cotorras hablaba de otras aves de ciudad que producen un absoluto desinterés en los internautas. Al parecer son las cotorras las que están en el top ten de las aves.

No es más que una curiosidad pero a mí me sigue pareciendo llamativa.

Por cierto que con esta nueva entrada todavía habrá más visitas "cotorreras".

DIARIO, HOY, PLAZA CATALUNYA.

A mediodía, pasaba cerca de Plaza Catalunya. Junto al Banco de España estaban instalando dos nuevos espacios. Uno de ellos para la Comisión de Artes. No lejos de allí estaba la guardia urbana. Desde la FNAC cruzo al otro lado. Junto a mí un tipo con gafas de sol va repitiendo o repitiéndose "qué asco". Le miro yo con el mismo asco que él ha mostrado a lo que desconoce. Ya lo decía, algunos porque no tienen la edad para entender la trascendencia, otros porque ya no tienen edad de entender nada. Pisado el redondel externo de la plaza dos cosas me desagradan. Un fuerte olor a orín en una de las esquinas y un par de jóvenes trapicheando. Trapicheos y orín habituales desde hace tiempo en la plaza. Una vez dentro me sorprende el vacío. Otras veces que he ido, por la tarde, he encontrado difícil el acceso a la plaza. Ahora hay espacio por todos lados. Lo primero que veo es una Comisión trabajando en el espacio principal, de espaldas a la fuente. Un chico explica su opinión sobre la explotación laboral, pero hay prisa por oír a otros ponentes. Unos aplauden, otros alzan los brazos y los voltean como signo de aprobación, como ya vamos viendo todos estos días para evitar que los aplausos se alarguen. Tras un rato junto a la Comisión Internacional que trabaja frenéticamente, paso junto a un perro exhausto por el calor, duerme, o casi lo parece, una niña a su lado. Se diría que está muerto pero respira. Al pronto me llama la atención otra discusión a golpe de megáfono. A una chica se lo acercan. No sabe si hablar en catalán o castellano. Se decide a hacerlo en castellano. Habla de que algunos políticos se quieren apropiar del movimiento, pone el ejemplo que ha oído esta mañana en Catalunya Ràdio. Presumía Alícia Sánchez Camacho de no usar tarjetas de crédito, dinero de plástico, ni la del partido ni otra. Los oyentes se muestran indignados. Permanezco un buen rato con ellos. Oigo hablar de sistemas políticos. No veo decaimiento, quizá algo de cansancio. Menos gente, pero es cierto que no he podido ir ninguna mañana. Hay quien se está perdiendo algo importante. Lo pienso así. De regreso, junto al metro, unos muchachos de traje y corbata hacen publicidad de una tarjeta de crédito, dinero de plástico del que no usa Sánchez Camacho. Una última ojeada a la plaza. Una marca publicitaria ha llenado un edificio con un gran anuncio del Barça, recuerdo haber visto allí hace un tiempo pancartas pidiendo cosas similares a la que se piden ahora. Luego dudo de que sea el mismo lugar. En el metro veo a tanta gente ociosa. Seguramente jubilados, parados, etc... Me pregunto si habrán estado un rato en plaza Catalunya o quizá como el tipo de las gafas de sol espejadas, que siempre asocié a la policía franquista, pensarán qué asco. Lo raro es siempre esa cotidianidad al otro lado de la esquina.

DIARIO

Estuve a punto de coger el sobre, meterlo en otro y enviarlo con una nota adjunta diciendo: Les devuelvo su basura para que la reciclen, claro que a Vds eso del medio ambiente les trae al pairo. Finalmente no lo hice para no gastar en sellos. Acabó en la papelera. Ese sobre y otros tantos de otras opciones igual de repugnantes. Pero me hizo gracia, antes no se atrevían a poner el anagrama de su partido. Se conformaban con un sobre en blanco y el nombre del destinatario, sin remite. Impersonal. Podía ser una carta de Ben Laden o un mensaje bomba. Ahora se sienten sobrados y aparece bien grande, pero a mí me siguen dando la misma repugnancia, por mucho que ahora se centren. Estos y los otros.

INGRATITUDES

Ingratitudes diarias a las que uno se empieza a acostumbrar. En la de hoy no he llegado a esbozar siquiera una mueca y eso es mala señal. No tanto por la ingrata y la ingratitud sino por la sensación de repetición y dejà vu.

DIARIO

Siempre que me visita el pasado se me queda la cara de tonto. Quizá debiera intentar contar esto o lo otro, intentar explicar que uno se ha convertido en un hombre de provecho, demostrar que he hecho esto o que me ha pasado aquello. Al final callo, quizá por el peso de la nostalgia y acabo poniendo cara de imbécil. Ésa que tan bien se realza con mi papada. Debe ser inevitable que piensen de uno que hicieron bien en alejarse de mí. O que quizá murmuren mira lo feo que está, que mal le ha sentado cumplir años. O aquello tan manido  de que parecía que iba para algo más y se quedó en esto. O, a lo mejor, lo de a su edad y todavía escribiendo versos. Quizá tengan razón. Entonces para qué poner otra cara si la que mejor expresa la realidad  es la de imbécil. 

DIARIO

Hoy por la tarde, frente a la canceladora del metro, marco mi billete y las puertas se abren. Con rapidez subrepticia y delicadeza se sitúa tras de mi una chica que sin siquiera rozarme se introduce en el cubículo destinado a mí.  Al abrirse el otro lado de la puerta ella ya está lejos. A los pocos segundos llego en el mismo andén a su altura. Me apercibo de que no es ninguna mujer con apariencia de haber sido abatida por la crisis reciente. De pronto un natural enojo me corroe, un enfando estúpido e irracional que censura su pequeña estafa hacia la colectividad. Subimos al mismo vagón de metro. Ella muy cerca de mí -ya me ha olvidado- ni nota mi presencia. Abro un poemario de Álvarez Ude por su primera página. Al rato veo  su libro y ese libro obra sobre mí un efecto milagroso, casi perdono su pequeña falta. Me da la impresión de que ese libro es una llave que olvida algunas cosas. Sonrío. Al llegar a la plaza Universidad la veo alejarse, engullida por el tráfico y el ruido.Se hace tarde para llegar al recital.

DIARIO

DIARIO

Contemplo con extrañeza la fotografía que antiguos compañeros de estudios me han hecho llegar y viéndola me pregunto qué hay de aquel muchacho en mí. No sólo de su rostro que al fin y al cabo es el mío un poco más ajado. Ni de su mirada que intuyo pero que unas gafas tapan.Hablo de su interior. No recuerdo en qué circunstancias se hizo, reconozco el escenario pero no qué hablábamos, qué sucedió aquel día. Es lo malo de la memoria selectiva, ese instante que quedó atrapado en la cámara y que perdurará no fue registrado por el cerebro como verdaderamente importante. Indirectamente ello me hace volver sobre la importancia de las cosas, sobre todo al hablar de la tan cacareada huelga de la que no hemos sabido sus causas hasta muchos días después, causas que convenientemente nos han ocultado el Gobierno y sus adláteres, e, incluso, los medios de comunicación contrarios. Todos ellos unidos en una mescolanza. De pronto me he acordado de aquello que decía Bertold Brecht en una de sus obras, que transcribo como recuerdo: y luego vinieron a por mí y nadie hizo nada. Una antigua compañera de trabajo siempre repetía el dicho: Arrieros somos. Nadie se siente ya arriero de nada. Aunque hay motivos para la alegría al contemplar las personas que asistieron al recital de Francisco Cenamor y de un servidor. A mí, que cuando detecto que las miradas se me clavan, me resurge de nuevo un ataque de timidez adolescente, quizá ahí queda algo de la antigua fotografía. Veía los rostros contraídos y fijos en las palabras. Fue un instante reconciliador. El mejor instante de los últimos tiempos, quizá.