DIARIO
Qué fácil y peligrosa es la senda de la autocomplacencia para un escritor. Diría más, para todo aquel que realiza un trabajo. El envanecimiento sólo puede derivar en descuido y afectación. Ninguna de ambas cosas llevará a ningún lugar. Sólo el trabajo diario hará que crezcamos y con nosotros, nuestra obra. Sólo la interrogación sobre lo que uno mismo hace llevará a abrir nuevos, y quién sabe, si fructíferos caminos. La autocrítica, la autoevaluación, la revisión debe ser la senda. Nada más alejado de la autocomplacencia, de las sonrisas y de las poses de la bohemia literaria.
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