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MADERA DE NÁUFRAGO. Blog de Luis Vea.

CON GRIPE

CON GRIPE

El termómetro, de un tamaño ciclópeo, se desplazaba hacia mí de forma impasible mientras una enorme mano y el rostro deformado de mi madre avanzaban sin cesar. Yo sabía que el rostro deformado era una consecuencia de la fiebre. No es que mi madre la tuviera y que por ello se le hubiera alterado la cara, sino que era yo quien había modificado la percepción de las cosas debido al incremento de temperatura de mi cuerpo. Eso me convertía en un ser en un estadio especial de la vida: con gripe, de la misma forma que existán otros: en paro, de cuerpo presente, en númerus clausus... Quizá esa situación me otorgaba indirectamente una posición elevada con la que comprender la complejidad del mundo que los demás, en un estadio de normalidad, eran incapaces de entender. Debía pues aprovechar esa situación para hacer algo. Pensar, leer, escribir, comunicarme... El cuerpo me pesaba y era incapaz de incorporarme. Haciendo caso a aquella voz sepulcral, dormitaba oyendo multiplicados por cien los ruidos de fondo e ingería extraños líquidos y sólidos que según me indicaban iban a devolverme a la normalidad. Sin embargo, por alguna razón nadie me había preguntado si deseaba volver a esa situación. Para mí, la gripe era una experiencia cuasi mística de contemplación que me daba la oportunidad de disfrutar de la cama de una forma extendida en el tiempo."Estaba malo" pero esa maldad, aunque contagiable, no era peligrosa sino, más bien, deseable. Y eso era lo peor.¡Normalmente duraba tan solo cinco días!¡Qué desgracia!

Luis Vea García, 2000 ©

4 comentarios

pitufinarosa -

En la última faringitis que tuve, hace una semana, me escribí varios relatos, cosa que no puedo hacer cuando estoy sana, por el tiempo, claro. Enhorabuena por tu cuaderno y a escribir tocan.

white -

mi experiencia con la fiebre fue más traumática, siempre iba acompañada de un "glorioso" dolor de oídos y eso no se lo deseo a nadie, pero me encantó leerte.

Espuma -

ya vine, GUANACHINERFE, y estoy dando una vuelta por tu casa, como Pedro, ese que daba vueltas por casas ajenas como propias...

eso que dices me pasaba a mí también con las anginas, je,je... era una experiencia grandiosa cuando la fiebre se apoderaba de mí y tenía las sensación de volar y soñaba con cosas extrañísimas pero que me agradaban mucho; era una niñita entonces y... ¡bueno! no voy a seguir que esto es un comentario ¡ casi te cuento mi vida carajo!

un abrazo y enhorabuena.

Octavia -

Hola Luis (ay señor, hasta ahora mismo creí que eras chica...qué vergüenza)ahora sólo te deseo buena suerte en tu andadura y sigo leyendo ¿vale?

Besito.