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MADERA DE NÁUFRAGO. Blog de Luis Vea.

DIARIO

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Tengo un amor excesivo a los objetos. Quizá porque los objetos constituyen parte del recorrido vital de cada uno. Es decir, que tienen importancia debido a que han adquirido significado con el paso del tiempo. Y ese valor añadido, que normalmente llamamos valor sentimental, termina haciéndolos importantes. Casi indispensables. No puedo imaginarme verme desposeído de ellos.
Estos días he sentido un poco de pudor viendo esas fotos de los edificios del barrio del Carmel en Barcelona. Es como si estuviese colándome en casas ajenas, viendo una realidad que no me corresponde, contemplando los objetos más íntimos de personas que jamás me han invitado a pasar. Era desolador, ver tantos recuerdos arruinados, tantos instantes truncados por el fragor de una piqueta. No hay indemnización que valga, que pague esa destrucción. Creo que en su lugar me volvería loco. Quizás es porque sin mis libros y mis objetos dejo de ser yo mismo o porque en esos nuevos pisos, que algún día estrenarán, yo me sentiría un desterrado. Igual que cuando Unamuno fue enviado a Fuerteventura. Pero, al menos, él pudo conservar un par de libros y tenía la certeza de que algún día volvería. Esos pobres vecinos del Carmel jamás recuperarán esa certidumbre.

3 comentarios

white -

a veces me vuelvo loca y empiezo a tirar cosas que tenía guardadas desde siempre, pero hay algunos de los recuerdos, inservibles claro, pero indispensables que siempre se salvan. No creo que me desprenda de ellos por propia voluntad. Si por algo parecido a lo del Carmel los perdiera perdería parte de mi, mis recuerdos.

Espuma -

Sí que es espantoso, he estado viéndolo en la tele y se me pusieron los pelos de punta.
Esperemos que al menos les recompensen, aún sabiendo que eso es imposible del todo.

abrazos guanches.

cabaret -

Hola! la verdad es que a mí me pasaba como a ti. Quería guardar y guardar cosas pensando que así volvería eternos los momentos, las sensaciones... pero tristemente descubrí que no es así. Ahora cada algún tiempo hago limpieza y aquello con lo que me encuentro que ya no me dice nada lo tiro. Las energías hay que renovarlas. De cualquier modo entiendo lo que dices... pobre gente sí. Ays!

saluditos!