DIARIO DE VIAJE: ZAHARA DE LOS ATUNES
Otra vez el mar rugiendo con ese ensordecedor sonido, al fondo todo el agua levantada que termina por convertirse en bruma, bruma que se derrama y hace imposible ver el acantilado. Kilómetros y kilómetros de playa, mar y bruma. Tal y como uno avanza se va despejando, o retrocede, o tal vez es un efecto óptico y jamás existió como las sirenas o San Borondón.
Y luego media vuelta hasta encontrarse las aguas, mar y brazo de mar, a veces unidos, otras separados, no llega uno a entender cómo tanto caudal acaba por desvanecerse tras la arena como los ojos del Guadiana, y justo donde desemboca, allá queda un cementerio de peces que no pudieron regresar, que fueron demasiado osados, o, tal vez, para los que la vuelta ya no tuvo sentido.
Ese pequeño río, ese pequeño brazo de mar en Zahara de los Atunes.
Foto: Playa (Zahara de los Atunes, Cádiz)LVG
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