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MADERA DE NÁUFRAGO. Blog de Luis Vea.

VEJEZ

VEJEZ

Será porque en las sociedades desde el siglo XX la juventud es siempre un valor pujante y la vejez un estorbo. Porque la voz de los que envejecen encuentra cada vez menos espacios asignados. Porque todo el mundo se desprende de los trastos viejos, los libros viejos, las viejas tecnologías. O será simplemente que uno abandona la juventud hacia ese terreno que irremisiblemente será la ancianidad, pero siento simpatía por los objetos antiguos, las ajadas mascotas o la tercera edad. Cada vez compro más libros antiguos, me cuesta desembarazarme de instrumentos tecnológicos ya atrasadas  - el viejo pc, los walkman, el transistor...-, miro con cariño los ojos de mi ajado gato que va camino de los dieciocho años y siento simpatía. Ahora me paro más fácilmente a contemplar los pasos tenues de un anciano o el caminar silencioso de un viejo perro. Me acerco a los Encantes a comprar libros que la gente desprecia o pierdo mi tiempo rebuscando en el Mercado de San Antonio. Debe ser un hecho natural. Quizá sentir solidaridad por la vejez haga que nuestros espíritus sean menos decrépitos, independientemente de su edad.

2 comentarios

maray -

por aqui, pelos menos nos meios de comunicação, a velhice é tratada como doença. Tanto que tudo se faz para "não envelhecer": ginástica, cremes, plásticas, tudo pra que não pareçamos a idade que temos. Como se fosse feio!
Entendo quando você diz que cada vez olha com mais carinho a velhice. Quase como uma solidariedade. sinto-me também assim. Mas também penso que isso possa ser uma espécie de "corporativismo" - tipo: nós, os velhinhos - e não nos ajude muito...seria bom que os jovens perdessem essa mania de "não querer envelhecer" e percebessem o que de acúmulo de experiências a velhice traz. tudo bem, traz também cansaço e dores, mas ninguém pode querer ter tudo, certo??

abraços

Enrique García Valencia -

Pesaba que era yo él único que "padecía" de gerontofilia general.
Guardo tantas cosas a las que tengo cariño que, casí ya, estoy en el umbral mínimo del síndrome de Diógenes. Abrazo.