PLEGARIA
Oh Cristo de Tacoronte,
desclavado del madero,
que estás clavando tus ojos
en los míos, tan adentro.
Oh Cristo de Tacoronte
que hoy alumbras mi sendero:
faro de eternas verdades
sobre mis mares inciertos.
Todo llegado, a tus plantas
con humildad me prosterno,
implorando tu perdón,
tu bálsamo y tu consuelo.
Cómo quisiera fundirme,
deshacerme, todo entero,
en los brazos luminosos
de tu sagrado madero.(...)
Cristo de Tacoronte de Emeterio Gutiérrez Albelo (1904-1969)
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