INTERCAMBIO DE PAZ
A estas alturas en las que la Navidad es sólo una fecha que se entremezcla con los bombardeos, en las que la claridad de las bombas y la de las luces del árbol se confunden, me pregunto qué sentido tiene celebrar el nacimiento de Jesús vestido de caqui, con la ametralladora al lado mientras oteo el horizonte y sorbo una taza de café. El frente, a lo lejos, se ilumina bendecido por cataratas de colores que descienden de los aviones. Maquinaria de guerra siempre en movimiento. Un F 18 acaba de descargar sus proyectiles sobre el otro lado de la montaña. En el silencio que me otorgan los bombardeos entre una incursión aérea y otra, me abstraigo, pero algo perturba la quietud de la guerra. Una niña de apenas diez años se me acerca sin mediar palabra. Dejo el arma a un lado y, cuando está frente a mí, veo que lleva escondidas las manos, entreabriendo la boca para reír. Su manita se acerca a mí con una flor. Observo su sonrisa y le sonrío, le tiendo una tableta de chocolate. Tomo de su mano la rosa. Ella se aproxima todavía más y me muestra la mano que permanecía oculta. La abre y una granada queda a la altura de mi rostro ya sin su anilla. Tomo la paz y la guerra al mismo tiempo. En los instantes que restan comprendo que es demasiado tarde para nada. Feliz Navidad.
Luis Vea García, 2002 ©
5 comentarios
maririu -
Lurdena -
Muy bueno.
pokito -
Salud
Comella -
Guana, ya tengo abierto el chiringuito otra vez, por si te apetece pasarte y también enviarme algo para que lo suba allí. Muchas gracias por tu nota del otro día en la página.
Un abrazoT
white -
Te sientes impotente cuando lees cosas así.