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MADERA DE NÁUFRAGO. Blog de Luis Vea.

DIARIO

Yo sé que nunca le interesó demasiado lo que hacía. Eso a pesar de su empeño por encontrar un libro mío, cosa que era por aquel entonces bastante complicada. Cada vez que nos veíamos o cada vez que hablábamos siempre me recordaba haber pedido mi libro a ésta o aquella otra librería. Un día, por fin, me dijo que lo había encontrado. Al parecer leyó algunos relatos aquel fin de semana. El lunes me lo recordó, pero sé que no terminó el libro. No sé si quizá traspasó la primera parte. Probablemente los relatos se encontraban muy lejos de aquello en lo que había estado trabajando. Con el tiempo me doy cuenta en qué punto se encontraba. Lo he leído. Cada uno tenía su sendero que seguía. De lejos nos leíamos, pero de lejos. No le gustaron. Lo dijo elegantemente. Cierto, pero sé que no le convencieron. Habló un poco de cierta escatología. Bueno, yo sé que no le gustaron pero eso, ahora, con la perspectiva del tiempo ¡qué más da ya!

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