Siempre quise apostatar, pero no encontraba nunca tiempo ni ganas de hacerlo. Así que me autoexcomulgué. Desde entonces me cito con el diablo cada martes por la noche en una casa de putas.Tenemos una timba a medias. A veces aparece un tipo de blanco inmaculado con el rostro semioculto que juega con nosotros alguna partida de cartas.
Luis Vea García, 2011©
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