RESEÑA DE ESTANCOS DEL CHIADO DE FERNANDO CLEMOT
Para leer algunos de los libros que se editan actualmente no hace falta nada, ni siquiera interés. Algunos se leen en un continuo pasar de hojas en el que uno puede saltarse frases sin que el resultado final quede alterado. Para leer el libro de Fernando Clemot, Estancos del Chiado, uno debe preparar el espíritu, debe tener esa rara disposición que sólo poseen los que abren los libros para releer una línea o un párrafo. Porque la lectura de Estancos del Chiado debe ser una lectura pausada, línea a línea, palabra a palabra, degustando cada adjetivo tanto como cada verbo.
Es el lenguaje de Clemot un lenguaje depurado, que busca el término exacto pero, a la vez, que se deleita con las sonoridades, con las letras, con las palabras... Fernando es, evidentemente, un constructor de historias, un artesano del cuento. Perfecto conocedor de los tiempos en que se desarrollan las acciones, recorre las historias con la intensidad precisa procurando nunca defraudar, incluso cuando alguna vez se puede intuir el final del relato (Cazadores de ganado). No es extraño que con semejantes habilidades, Clemot haya ganado tantos premios.
El autor divide el libro en tres partes: Mitologías, El jardín de la memoria y Ocasos.
Son los que conforman la última parte, los cuentos cuya redacción es más sencilla, historias en las que el autor va tirando del hilo desde la anécdota hasta llevarnos a un inesperado desenlace. Son cuentos para leer de un tirón pero que dejan poso. El poso de la reflexión que invita a una posterior relectura. Y, sin embargo, hay una excepción. El primero que constituye esta serie, Levante , es un cuento que, en sí mismo, esconde el más terrible de los secretos. Un secreto al que el autor nos va llevando lentamente, iluminándonos el camino hasta mostrarnos el panorama en un final absolutamente desasosegante.
La primera parte, Mitologías, me remite a la redacción del mito que hacía Roland Barthes en Mitologías. Fernando Clemot convierte en personaje a Eça de Queiroz en un relato, Una dame sans merci, acercándose a los cuentos de Poe. Juega con la historia en el relato Orgullosamente apasionado , a veces con la capacidad de alterarla o de gestar una ucronía.
En la segunda parte, El jardín de la memoria, Fernando Clemot habla del recuerdo. Un recuerdo a veces cercano, El verano del cortapichas, Bautizos de primaveras pasadas. Otras veces el recuerdo nos remite a un lugar, a Lisboa, como el relato que da título al libro, Los estancos de Chiado. Incluso se atreve a investigar sobre su propio origen.¿Cuánto habrá de fantasía y cuánto de realidad en esa historia?. En definitiva, si la lectura pausada, si la lectura que deja poso, si la lectura de un libro que hace reflexionar les seduce, lean a Fernando Clemot. Lean Estancos del Chiado.
http://llegirencasdincendi.obolog.com/estancos-chiado-fernando-clemot-paralelo-sur-ediciones-287428
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Don Baltasar -