DIARIO
El domingo, en el mercado de San Antonio, compré un par de libros y un folleto. La fortuna fue dispar, uno de ellos ya lo tenía. El folleto, de la isla de Tenerife, es un hallazgo de finales del siglo XIX.El otro libro, de André Maurois, lo compré después de ver su interior. Al abrirlo vi que alguien había pegado una foto del autor recortada de un periódico. Y unas hojas después había un par de artículos extraídos de otro periódico de los años cincuenta que pertenecían al propio escritor. Imaginar la historia de la propietaria del libro, porque seguro que era mujer, me hizo comprarlo. Camino a casa vimos un espectáculo repugnante, a alguien con aviesas intenciones se le había ocurrido envenenar a unas palomas que caían desplomadas de los árboles, reventando en su caída contra el suelo. Una ciudad cívica, sí señor. ¡Qué asco!
4 comentarios
Jose -
Gregorio Verdugo -
Por cierto, lo de exterminar palomas se está poniendo de moda en demasiados sitios, lástima.
Un abrazo.
Jose Carlos -
Manuel Carrillo -