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MADERA DE NÁUFRAGO. Blog de Luis Vea.

SARAMAGO.

SARAMAGO.

Recuerdo que hace años -revisitando el libro he visto que en el 2005- hablé con Saramago. Apenas fueron unos minutos. Yo venía de haberle leído en Todos los nombres y,con posterioridad,su Ensayo sobre la ceguera pero, sin duda, donde llegué a entenderle fue leyendo sus Cuadernos de Lanzarote.Sus cuitas entre Portugal y España, su sentimiento de destierro inicial, su incomodidad por permanecer en la tierra que le vio nacer, incomodidad por la que se trasladó a Lanzarote, harto de la visión que tenían de él en su país y de las trabas que una parte de los políticos ponían a su pensamiento y obra. Impresionado por su visión de la cultura y también por sus palabras hacia Canarias, le rogué que no dejara sus diarios a medias. Yo ya había leído sus dos volúmenes. Me firmó un ejemplar, el primero, y me prometió un tercer volumen. Recuerdo que dijo: En ello estamos: Con esa voz que tenía de fado portugués. Ahora tengo ese volumen dedicado, quizá un poco lacónicamente. Le había oído antes,  en una conferencia donde hablaba de qué pasaría si todo el mundo votara en blanco. Planteaba esa posibilidad a raíz de la próxima publicación de su Ensayo sobre la lucidez.Fue en 2004, en Barcelona, en el Fórum de las Culturas. Un año después le decía yo: Qué envidia vivir en Lanzarote. Se limitó a decirme: Un sitio tranquilo. Luego le he seguido leyendo: La caverna, Las intermitencias de la muerte, Las pequeñas memorias ...Quizá su editorial nos sorprenda con algún volumen más, quizá esas memorias que me debe, ese cuaderno inacabado de Canarias, de Portugal, de aquí y de allí. Ese Cuaderno de Lanzarote III. Quizá. Como lector me quedará ese consuelo. Sus letras. Como persona, esa pequeña conversación. Boas noites, Saramago.

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