Blogia
MADERA DE NÁUFRAGO. Blog de Luis Vea.

DIARIO

DIARIO

Qué quedará de mí cuando fallezca, me pregunto a veces, perdido por mis propias decisiones. ¿Qué les ocurrirá a mis libros, a mis objetos, a mis recuerdos? Quizá acaben a la puerta de casa, como alguna vez he visto, a la espera de esos miércoles en los que el Ayuntamiento recoge lo sobrante, quizá en una almoneda, en un trapero o en un rastro, como acostumbra a decir Trapiello. Nada se pierde porque las bibliotecas de ahora están hechas de la destrucción de otras tantas bibliotecas de antaño.
No pervivimos. Quizá con suerte nuestros actos o nuestras obras. Nadie se lleva nada decía Machín en un bolero.
Y de nuestros actos sólo se hablará mientras los que nos conocieron nos sobrevivan. ¿Pero después? De nuestras obras, si queda alguna constancia, será acaso un libro, una escultura, una pintura… Eso si alguien le otorga algún valor. La mayoría de las veces tampoco nos sobrevivirán.
Hace unos días, en el Mercado de las Glorias, en los Encantes, veía un album de fotos tirado en el suelo, abierto, casi eruptando imágenes, y me dio la sensación de entrar allí donde nadie me hubiera invitado. Traspasar la intimidad que no me correspondía ver. Toda una vida en imágenes. Desde las primeras en sepia a las últimas en un color desleído de principios de los setenta, pantalones pata de elefante, camisas ajustadas…
No sé porqué ese pensamiento me empezó a turbar. Tanto hacer camino propio, tanto encontrarse a uno mismo para no encontrar nada más que mis propios límites físicos, tan finitos…

Fotografía: Iglesia de la Concepción (Santa Cruz de Tenerife) © LVG

 

4 comentarios

Luis Vea García -

Sí, tan solo las cenizas de nuestro ser y nuestra creación...

alena. collar -

De nosotros, Luís, solo quedará la memoria de quienes nos hayan amado.
Y en el caso de la creación artística, lo que dejamos para los demás, sin preguntarnos si era para ellos, solo por el placer de crearlo.

Inma -

Ultimamente te "leo" muy melancólico, Luis. Y aunque me gustaría verte más animado, por otro lado creo que cuando uno está así: con un estado de ánimo "especial", es cuando mejor se expresan los sentimientos y más profundamente cala en los demás lo que se escribe. Igual que a "tersat", a mí este escrito tuyo me ha llegado hondo.
De todos modos, recuerda, cuando naciste viniste sin nada, por lo tanto es justo que al morir uno también se vaya sin nada. El valor de las cosas es el que cada quien le da. Si desaparece el "quien", nada vale nada...

tersat -

Ay, Luis, qué angustia mientras te leía, qué bien se reflejan las dudas que tantas veces acompañan. Quién no miró sus pertenencias -grandes o chicas que eso no es lo que importa- sin pensar y trata de imaginar dónde, dónde...
Detesto que me hagan fotos y mucho depende de ese pensar qué manos, qué ojos me tendrán un día. Y los mercados y tiendas de segunda me producen una especie de escalofrío...
Gracias Luis por hacer un pensar así de bonito.
Un saludo.