Blogia
MADERA DE NÁUFRAGO. Blog de Luis Vea.

MANUAL DEL PERFECTO ESCRIBIDOR

MANUAL DEL PERFECTO ESCRIBIDOR

En primer lugar, para ser un buen escribidor, hace falta estar al día de lo que más se lee y anuncia. Nuestro caballo de batalla son los Código Da Vinci, los libros de autoayudas diversas, tipo Bucay o Coello, no debemos desperdiciar tampoco todos los que están en el mundo denominado chic lit, tipo El diablo se viste de Prada y similares. Para el que no conozca este tipo de literatura le aconsejo que se pasee por los supermercados y grandes almacenes y vea todas esas portadas ilustradas con dibujos estilo Jordi Labanda.

Dicho el principio, manos a la obra. Ahora viene escribir. No buscar la originalidad, no existe lo original. Eso queda para los pedantes y los progres. Copiemos descaradamente. Al fin y al cabo otros lo han institucionalizado hablando de intertextualidad. Nuestra heroina no es otra que Ana Rosa Quintana. En cada página introduzcamos un nuevo tópico. Y tópico a tópico acabaremos creando un libro de Oca a Oca. Y¿ por qué no?, busquemos las frases que más nos gusten de nuestros libros favoritos. Probemos a engarzarlas. Ya tenemos algo que no siendo del todo coherente seguro que a alguien le gusta. Introduzcamos algo de misterio, de algo perdido si queremos intriga -un legajo, un código, un secreto, un acertijo, un jeroglífico, una adivinanza, un juego de azar, una casualidad, un enigma, un mapa misterioso, un lugar oculto, una biblioteca, lo que se nos ocurra- y si nos gusta algo de amor o muy de ahora  recomiendo encarecidamente que se lea algo de revistas del corazón, que se copie descaradamente el lenguaje. Claro que también nos puede apetecer ponernos un poco listillos, entonces hagamos como ese maravilloso presentador metido a viajero y ahora a novelista. Hagamos de tío interesante. Al final, seguro que alguien se lo cree, lo lee y acaba llegando a la conclusión que es lo mejor que ha leído en años porque le ha hecho pensar.

1 comentario

Jesuchi Salpito -

Hay que comer mierda. Cien mil millones de moscas no pueden equivocarse.